audio:

texto:
Brian Tracy "Eat That Frog"
Capítulo 16.
Motívate a la Acción.
Antoine de Saint-Suprie escribió:
"Es en el irresistible entusiasmo de la gran aventura, de la victoria y de la acción creativa donde el hombre encuentra sus mayores alegrías".
Para rendir al máximo, debes convertirte en tu propio animador personal. Debes desarrollar una rutina de autoentrenamiento y motivación para dar lo mejor de ti.
El 95% de tus emociones, positivas o negativas, están determinadas por cómo te hablas a ti mismo minuto a minuto.
No es lo que te sucede, sino la forma en que interpretas lo que te sucede lo que determina cómo te sientes.
Es tu versión de los acontecimientos la que determina en gran medida si te motivan o desmotivan, si te dan energía o te quitan energía. Para mantenerte motivado, debes decidirte a ser un optimista absoluto.
Debes decidirte a responder positivamente a las palabras, acciones y reacciones de las personas y situaciones que te rodean. Debes negarte a permitir que las inevitables dificultades y contratiempos de la vida diaria afecten tu estado de ánimo y tus emociones.
Tu nivel de autoestima, cuánto te aprecias y te respetas, es fundamental para tu motivación y persistencia. Debes hablarte positivamente todo el tiempo para aumentar tu autoestima.
Repítete cosas como "Me gusto", "Me gusto", una y otra vez hasta que empieces a creerlo y a comportarte como una persona con una personalidad de alto rendimiento. Para mantenerte motivado y superar las dudas o el miedo, repítete continuamente: "Puedo hacerlo", "Puedo hacerlo".
Cuando te pregunten cómo estás, diles siempre: "Me siento estupendamente".
No importa cómo te sientas realmente en este momento o lo que esté sucediendo en tu vida, proponte mantenerte alegre y optimista.
Como escribió Viktor Frankl en su exitoso libro, Logoterapia:
"la última gran libertad de la humanidad es la libertad de elegir tu actitud ante cualquier circunstancia externa".
Niégate a quejarte de tus problemas. Guárdalos para ti.
Como dice el humorista y orador Ed Foreman: «Nunca deberías compartir tus problemas con los demás, porque al 80% de la gente no le importan, y al otro 20% le alegra que los tengas».
En el estudio de 22 años de Martin Seligman en la Universidad de Pensilvania, resumido en su libro «Optimismo Aprendido», se determinó que el optimismo es la cualidad más importante que se puede desarrollar para el éxito y la felicidad personal y profesional.
Las personas optimistas parecen ser más eficaces en casi todos los aspectos de la vida. Resulta que los optimistas tienen tres comportamientos o cualidades especiales, todos aprendidos mediante la práctica y la repetición.
Primero, los optimistas buscan lo bueno en cada situación. Pase lo que pase, siempre buscan algo bueno o beneficioso. Y, como era de esperar, siempre parecen encontrarlo.
Segundo, los optimistas siempre buscan la valiosa lección en cada contratiempo o dificultad. Creen que las dificultades no vienen a obstaculizar, sino a enseñar.
Creen que cada contratiempo u obstáculo contiene una valiosa lección que pueden aprender y de la que pueden crecer, y están decididos a encontrarla.
En tercer lugar, los optimistas siempre buscan la solución a cada problema. En lugar de culpar o quejarse cuando las cosas salen mal, se orientan a la acción.
Se preguntan: "¿Cuál es la solución?", "¿Qué podemos hacer ahora?", "¿Cuál es el siguiente paso?". Los optimistas piensan y hablan constantemente sobre sus objetivos.
Piensan en lo que quieren y cómo conseguirlo la mayor parte del tiempo. Piensan y hablan sobre el futuro y hacia dónde van en lugar del pasado y de dónde vienen. Siempre miran hacia adelante en lugar de hacia atrás.
Cuando visualizas continuamente tus metas e ideales y te hablas a ti mismo de forma positiva, te sientes más centrado y con más energía. Te sientes más seguro y creativo. Experimentas una mayor sensación de control y poder personal.
Y cuanto más positivo y motivado te sientas, más ganas tendrás de empezar y más decidido estarás a seguir adelante.
Así que aquí tienes dos ejercicios.
Primero, controla tus pensamientos. Recuerda que, la mayor parte del tiempo, te conviertes en lo que piensas. Asegúrate de pensar y hablar sobre lo que deseas, no sobre lo que no deseas.
Segundo, mantén una mente positiva aceptando la plena responsabilidad de ti mismo y de todo lo que te sucede.
Niégate a criticar, quejarte o culpar a los demás.
Decídete a progresar en lugar de poner excusas.
Mantén tus pensamientos y tu energía enfocados en las cosas que puedes hacer ahora mismo para mejorar tu vida y deja ir lo demás.